Una producción exquisita, una dinámica en precisión con transiciones rápidas, un aprovechamiento excelso de los espacios, un poder de definición de infrecuente letalidad, que pusieron al descubierto las diferencias conceptuales y futbolísticas entre ambos equipos. Eso fue la primera semifinal de la Copa Libertadores disputada anoche en el Monumental. River expuso todos los argumentos del fútbol moderno. Pudo haber sido una goleada. Fue un verdadero baile, con el debido respeto. Es imposible encontrar una sola figura en River. Claro que De La Cruz, Nacho, Casco, Montiel, Scocco y tantos otros brillaron a gran altura. Pero el protagonista fulgurante fue el equipo. El mejor equipo del Continente, cualquiera sea el azar de los resultados finales de esta Copa. La era de Gallardo será recordada, sin duda, como una etapa atípica del altísimo nivel en medio de un fútbol argentino complejo. River es una referencia mundial. Como lo dijo Diego: "Con River no se puede". Las pruebas están a la vista.
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