Con un triplete de Julián Álvarez, ya afianzado como la gran aparición del fútbol argentino, River se consolidó en la punta del torneo, confirmó su condición de candidato y hundió más aún al ciclón en su propia crisis. Pese a los cambios obligados de las últimas fechas, el equipo no pierde su estilo y se hace imparable. Ayer fue una tardenoche que le permite al Muñeco soñar con el campeonato local. Un presente muy auspicioso para un equipo que sabe que cualquiera que entre va a jugar bien. En un fútbol empobrecido, eso marca una diferencia crucial.
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