jueves, 27 de diciembre de 2018

RENATO CESARINI, EL MAESTRO INMORTAL

Renato Cesarini nació el 11 de abril de 1906 en Senigallia, Italia. A los pocos meses sus padres emigran a Argentina, donde Cesarini comenzaría su carrera como futbolista. Primero en el Borgata Palermo, luego en Chacarita Juniors, en plena época del amateurismo. También jugó en Ferrocarril Oeste y hasta disputó unos pocos partidos con la casaca de la selección argentina.
En 1929, todavía en plena etapa amateur del fútbol criollo, volvió a su Italia natal para jugar en la Juventus, donde logró cinco campeonatos de Liga y brillaría incluso con la camiseta de la selección azzurra.
Cesarini pasó a la historia, como jugador, por su inveterada e infrecuente costumbre de marcar goles en los minutos finales de los encuentros.  Estos desenlaces emotivos fueron apelados “caso Cesarini” y luego “zona Cesarini”,para denominar esos tramos decisivos de los encuentros donde el goleador agónico se hacía presente y definía resultados.
La carrera futbolística de Cesarini terminó en el año en 1937 en River Plate, después de jugar jugar un año en Chacarita Juniors. Tres años después del retiro, comenzó su carrera como director técnico, quizás la más importante que él mismo pudiera imaginar. Dirigió  nada menos que al River inmortalizado como “La máquina” durante los años 40, con el que ganó tres campeonatos. al River en los 40, un equipo que ganó tres Ligas y se ganó el apelativo de ‘La Máquina’. Entrenó también a la Juventus,  a Banfield, a Boca, al Nápoles (donde se fue al descenso en un partido decisivo contra la Juventus donde el “Cabezón” Sívori, su discípulo, convirtió tres recordados goles) y también fue seleccionador argentino entre 1967 y 1968. Renato Cesarini es especialmente recordado por haber dotado a River de una escuela, un prestigio y una forma de sentir el fútbol. Fue un gran estratega, un verdadero maestro que interpretó el gusto de los riverplatenses por el juego atildado. Fue un adelantado del fútbol, un verdadero docente, un conductor de grupo incomparable. Exigente con los grandes y pedagogo con los pibes. Es autor de una frase imborrable: "El jugador de fútbol es como el caballo. Si uno lo aprieta, responde. Si le suelta la rienda, termina volteando al jinete". Cesarini fue una biblia del fútbol, que quizás no es tan reconocido por haber protagonizado aquella dolorosa derrota de River frente a Peñarol por 4 a 2, en Santiago de Chile. River ganaba en el primer tiempo 2 a 0 con goles de Onega y Solari. En la segunda etapa se produjo una reacción del cuadro uruguayo que terminó ganando por 4 a 2, con goles del ecuatoriano Spencer (2), el “Pardo” Abadie y Pedro Virgilio Rocha. Muchos culparon al entrenador por ese vuelco histórico. Es que en el entretiempo había sustituido al  defensor Sainz por el delantero Lallana, siempre fiel a su estilo. Cesarini asumió aquella derrota ocurrida el 20 de mayo de 1966, aunque nunca pudo superarla. Falleció poco tiempo después en Buenos Aires, el Buenos Aires el 24 de marzo de 1969, víctima de una embolia.


lunes, 24 de diciembre de 2018

MATÍAS BISCAY Y LA GLORIA ETERNA

Foto: River Plate Momentos Historicos
Biscay en un entrenamiento junto a Marcelo Gallardo y Hernán Buján en un entrenamiento.Foto:Diario Popular.

Matías Biscay  nació en San Fernando, Provincia de Buenos Aires, el 5 de marzo de 1974. Ex marcador central de River (jugó también en Huracán), es hijo del recordado árbitro, Juan Carlos Biscay. Pero más allá de estos datos biográficos, Matías acumula méritos propios. Por ejemplo, cuando estuvo a cargo de la dirección técnica de River en las finales de la Copa Libertadores de 2015 venciendo por 3 a 0 a Tigres de México y en la Copa Libertadores 2018, en el partido de todos los tiempos, venciendo por 3 a 1 a Boca. Este colaborador esencial y amigo entrañable del Muñeco le contó al periodista Diego Borinsky  (autor del libro “Gallardo Monumental”) cómo comenzó su vínculo con Napoleón. En un entrevista que le hiciera infobae el autor recupera el testimonio de Biscay: "Había varios ramales del 28. Uno decía River y otro Ciudad Universitaria en amarillo y negro. El de River se metía por Quinteros y nos dejaba en la esquina del club. Ahí lo conocí, él jugaba en Octava con 15 años y yo en Sexta. Nos saludábamos y por ahí charlábamos un rato. Lo que tenía de bueno el 28 era que se iba armando una banda linda de pibes de River de distintas categorías. A la vuelta nos volvíamos a todos juntos".
El autor del libro da cuenta de algunas consideraciones de Matías que queremos compartir con nuestros lectores: “Biscay es de zona norte, de San Fernando, y ahí desde muy chico dirigía a un equipo que se llamaba Flamengo. Era un equipo de amigos de él que no lo dejaban jugar porque no llegaba al límite mínimo de edad, pero los amigos le pedían que haga los cambios, que arme el equipo, que los ayude y eso se sumó a lo que traía de su contexto familiar: Juan Carlos Biscay, el padre, fue el primer analista de arbitraje cuando apareció el diario Olé, en el año 96, con un espíritu pedagógico y docente muy marcado. Además, el abuelo de Matías, José Leónidas, también fue futbolista. Jugó en Defensores de Belgrano y así es como él ya sabía de fútbol desde muy chico".
“"Hay una frase que me dijo Biscay para el libro que es: 'Yo era jugador pero en el fondo sabía que me estaba preparando para ser técnico'. Era algo muy fuerte porque en la casa se respiraba fútbol, se hablaba todo el tiempo. Yo creo que ahí se empezó a incubar el técnico" (1).
Una nota aparecida en el diario La Nación arroja otro dato interesante. Biscay fue siempre un protector y un admirador incondicional de Gallardo. Lo iba a ver en las inferiores y luego lo cuidaba cuando los mayores le entraban con mala intención al crack que llegó a la reserva con apenas 15 años, de la mano de Alejandro Sabella (2).
Biscay hoy tiene 44 años, hace 30 que es amigo de Gallardo y 8 que milita como su principal asistente. Curiosidades de la vida, siempre supo que iba a dirigir junto al Muñeco (3), aunque en un momento esa posibilidad parecía más que remota. Biscay vivía en el 2011 en España. Más precisamente en Torremolinos, paradisíaco lugar en plena Costa del Sol. Se había radicado allí con su familia, luego de dejar el fútbol y tenía una tienda de bolsos y bijouterie a la vera del Mediterráneo. Fue entonces cuando recibió el inesperado llamado desde la otra punta del Océano Atlántico. Era el Muñeco que, ya retirado de la actividad, había sido contratado como entrenador por Nacional de Montevideo y no le dio muchas chances. Quería que fuera su colaborador en el cuerpo técnico. Matías decidió honrar el llamado de su amigo y entonces la vida, como también suele ocurrir en estos casos, lo recompensó con la gloria eterna (4).
(2) https://www.infobae.com/deportes-2/2018/11/10/matias-biscay-la-historia-del-guardaespaldas-de-la-era-gallardo/
(2) https://www.lanacion.com.ar/2186718-matias-biscay-fiel-silencioso-amigo-gallardo-lo
(3) https://www.goal.com/es-ar/noticias/quien-es-matias-biscay-el-ayudante-de-gallardo-que-dirigira/1uh0dd4rlyqcr1ru0xa2iejjyd
(4) https://www.clarin.com/deportes/futbol/river-plate/matias-biscay-guardaespaldas-muneco-gallardo-ocupar-lugar-banco-river_0_t0O1IxONu.html

miércoles, 19 de diciembre de 2018

UNA DERROTA QUE NO LE HACE MELLA A LA GLORIA


River perdió (no tan) sorpresivamente contra el modesto equipo local Al Ain y  fue por penales. Y fue una lástima -especialmente por los que se fueron hasta allá- que se frustrara la gran final con el Madrid. Fue una derrota inesperada. Pero quizás, como lo sugiero antes, no fue tan sorpresiva.
River se acababa de consagrar el más grande eterno .Había ganado el partido de la historia. Era River y su gran historia y el equipo había definido el duelo para todos los tiempos. Pero en el medio pasaron cosas. Una primera final empatada épicamente en la Bombonera, siendo y poniendo más que el rival. Una primera final frustrada. Las esperas. La incertidumbre. El estrés. Una segunda final también suspendida. Las sospechas, el poder, las maniobras. Más estrés. Una decisión insólita que obligó, entre otras cosas,  a perder la localía absoluta, legal y legítima. Un viaje de más de 10000 kilómetros. Asedios, desacostumbramientos, cambios de horario y el partido más importante de todos los tiempos que esperaba en el Bernabeu. Y River, en ese momento único e irrrepetible, volvió a ser superior y ganó a lo grande. Fue campeón contra todo. Contra un nuevo Nai Foino (Como lo llamamos al uruguayo Andrés Cunha)  que no vió un penalazo a Pratto. Contra la Conmebol. Contra los poderes opacos. Y llegó la maratónica e infartante consagración. Y River debió seguir su éxodo por el mundo. Y la humanidad de los héroes le puso límites a tantas dificultades y adversidades. Sin darse cuenta, esos cuerpos, esas cabezas, dijeron basta. Porque, aunque parecen dioses, son hombres. Y, cosa menor, esas humanidades agotadas decidieron perder sin saberlo. Justamente porque la gloria, su gloria, la que se recordará para siempre, ya había sido alcanzada.

jueves, 13 de diciembre de 2018

ALFREDO DI STEFANO


Alfredo Stéfano Di Stéfano Laulhé -conocido como “La Saeta Rubia“- nació en Buenos Aires el 4 de julio de 1926 y debutó en la primera de River Plate en 1945, jugando  sólo un partido en ese año en el que el millonario saldría campeón con el famoso equipo de La Máquina. En 1946 pasó a préstamo por un año a Huracán.  Al año siguiente retornó a River logrando el título de 1947) y siendo una de  las máximas figuras. También ese año logró el Sudamericano en Ecuador con la selección Argentina.
Tras la huelga de futbolistas llevada a cabo en 1948 emigró a Colombia para vestir la camiseta de Millonarios de Bogotá, en el que fue goleador en dos temporadas y logró tres campeonatos -1949,1950 y 1951-.
Luego de haber integrado uno de los equipos más recordados de la historia del fútbol colombiano, partió a España y pasó al Real Madrid. Allí se convirtió en uno de los máximos ídolos merengues y en uno de los jugadores más grandes de la historia del fútbol mundial, logrando varios títulos, entre ellos ocho ligas españolas, una Copa del Rey, cinco copas de Europa y una Copa Intercontinental.
Jugó en dos selecciones diferentes. Con la camiseta argentina, con la que logró el Sudamericano que ya mencionamos y con la de España, de la que fue por muchos años su máximo goleador. Con La Furia también integró el plantel de la selección que disputó el mundial de 1962, pero no pudo llegar a jugar ningún partido por estar lesionado.
En 1964 se fue al Espanyol de Barcelona, jugando en el equipo catalán hasta 1966, cuando decidió ponerle fin a su carrera como jugador.  
Sus excepcionales condiciones como futbolista hacían que pudiera jugar en cualquier puesto de la cancha, donde imponía su dinámica incansable, su aptitud goleadora y su exquisita técnica.
Como director técnico dirigió en España a Elche, Valencia -con el que logró la liga española de 1971-, Rayo Vallecano, C.D. Castellón y Real Madrid, en este último caso obteniendo la Supercopa de España. En la Argentina dirigió a Boca Juniors en dos oportunidades(1969-70 y 1985),-logrando el Nacional de 1969 y la Copa Argentina de ese año. También entrenó a River Plate, con el que obtuvo el Nacional de 1981, siendo el único director técnico en la historia del fútbol argentino en salir campeón tanto en Boca como en River.    


Falleció el 7 de julio de 2014 y dos días más tarde, cuando jugaron Argentina y Holanda por la semifinal del mundial disputado en Brasil se guardó un minuto de silencio y ambos usaron la cinta negra. Fue uno de los mejores jugadores de toda la historia y un emblema histórico del Real Madrid.



martes, 11 de diciembre de 2018

EL MUÑECO Y YO


Marcelo Gallardo fue uno de mis ídolos como jugador. Desde chico admiraba su pegada, su pase exquisito, su dinámica, su inteligencia, su entrega profundamente riverplatense. Cuando se alejó del fútbol pensé que no lo habíamos valorado en su verdadera dimensión. Quizás en River debió soportar la comparación con monstruos reconocidos. Que el Beto Alonso, que Labruna, que Sívori, que Kempes, que Di Stéfano. Pero el Muñeco era un crack. Un jugadorazo. Hace algunos años, de pura casualidad, me lo encontré en Uruguay. En esa época ya no dirigía a Nacional de Montevideo  y pocos se acordaban de él. Le pedí que me dejara fotografiar con él. Accedió. Poco tiempo después vino a entrenar a River. Comenzaba una carrera de conductor incomparable. Épica. Se transformaría en un emblema del club. Nos llenó de gloria, ganamos todo. Se convirtió en Napoleón. Y por si eso fuera poco, nos regaló esto. El triunfo más importante de la historia de River. La victoria indescontable. La supremacía eterna. La gloria. El orgullo sin principio ni fin de ser de River.

lunes, 10 de diciembre de 2018

EL PARTIDO DE LA HISTORIA



Fue el partido más importante de la historia  de River. En realidad, el partido de clubes más importante de la historia del vapuleado fútbol argentino. River le ganó de manera impresionante a Boca en un encuentro inolvidable. Después de días y días, contra decisiones insólitas, en un marco donde se agolpaban las sospechas que excedían lo deportivo, sin localía, contra un establishment periodístico descarado, a más de 10.000 kilómetros de distancia, con un Cuña que se transformó en el Nai Foino del siglo XXI, al no sancionar un penal evidente de Andrada a Prato. Todo eso hizo el Millonario para quedarse con el partido de todos los tiempos. El que desnivela todo, el más importante. Y lo hizo de una manera rotunda, completa. Con fútbol, una enorme disposición táctica y una actitud única. Todos los riverplatenses reconoceremos en Marcelo Gallardo al gran estratega y a estaremos agradecidos por siempre a este equipo. A River. Al más grande.