El 6 de abril de pasado se cumplieron 32 años de aquel histórico clásico jugado de visitante y con una curiosa pelota naranja durante un tiempo, la que sería luego emblemática e inolvidable. River ganó ese partido 2 a 0 y dio la vuelta olímpica (en realidad, media) en la boca de sus históricos adversarios.
Quedará para la historia el golazo del Beto Alonso, y un equipo extraordinario que luego ganó la Libertadores y la Intercontinental contra el Steaua Bucarest.
El partido comenzó jugándose con una pelota naranja. Cuenta la historia que Hugo Gatti sugirió que se jugara con un balón de ese color por la gran cantidad de papelitos que se iban a arrojar con la entrada de los equipos.
El árbitro Francisco Lamolina lo autorizó y se empezó jugando con la pelota elegida por el arquero local. River se puso en ventaja a los 30 minutos con un cabezazo fenomenal del Gran Beto, que selló el resultado final a los 7 minutos del complemento, esta vez, con la clásica pelota Tango.
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