Néstor
Raúl "Pipo" Rossi nació en Buenos Aires el 10 de mayo de 1925 y falleció el 13 de junio de 2007. Fue un símbolo de River, una figura señera asociada para
siempre a la casaca número 5 de la Banda Roja. Debutó como profesional profesional en River Plate el
domingo 24 de junio de 1945, frente a Racing, con 20 años recién cumplidos. Esa tarde, cuenta la leyenda, Pipo llamó a su padre: "Viejo,
venite ya para la cancha de Racing. Vas a ver a un fenómeno que va a jugar de centrojás”. El padre, al otro lado del teléfono, no necesitó más indicios. Conocía la perspicacia de su hijo, que iba a debutar esa misma tarde contra la Academia. Ese fenómeno,
que ingresó a último momento por la lesión de Manuel Giúdice, era Néstor Raúl Rossi. River ganó 2-0 por la décima jornada del Campeonato de 1945, y Pipo empezó a forjar su leyenda, rica en fútbol y en ocurrencias coloridas.Ese
año, River logró salir campeón y ratificó ese título dos años más tarde. Las actuaciones de "La Voz", como apodaban a Rossi, lo llevaron muy joven, a los 22 años, a la selección argentina. No era para menos. Su condición de líder, su visión de juego y su metro
cochenta y cinco lo hacían un mediocampista de un peso incomparable en una época gloriosa del fútbol argentino. En su primera etapa jugó en River hasta 1949. Luego fichó para el Millonarios colombiano y regresó a Núñez en 1955, donde jugó otros tres años,
antes de pasar a Huracán. En River ganó cinco títulos locales y dos copas internacionales Aldao. Fue luego entrenador del primer equipo y también de la selección albiceleste. Participó, con la suerte que todos conocemos, del mundial de Suecia.“Fuerza,
temperamento, manejo, habilidad, presencia, transmisión, influencia. Todo lo tuvo Pipo. Es lo permanente. Lo que no tiene discusión. La suma de todos los atributos. De todos los matices. Y una fidelidad incorruptible a la pelota bien jugada. Y un insulto al
tipo que le pega para arriba, al que la saca largo y lejos, al que no la hace rodar contra el piso”. Así lo definió El Gráfico en 1965, en una nota que se titulaba Ahora le llaman N° 5, antes le decían Pipo. Rossi tuvo todo eso y más, porque fue un gigante
en una época de gigantes, un centrojás o volante central de la vieja escuela que con su visión panorámica se adelantaba a la jugada y sacaba rédito de su buena pegada. La Voz inconfundible del gran centrojás de una época dorada.
Fuente: El Gráfico, La Nación.
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