martes, 11 de diciembre de 2018

EL MUÑECO Y YO


Marcelo Gallardo fue uno de mis ídolos como jugador. Desde chico admiraba su pegada, su pase exquisito, su dinámica, su inteligencia, su entrega profundamente riverplatense. Cuando se alejó del fútbol pensé que no lo habíamos valorado en su verdadera dimensión. Quizás en River debió soportar la comparación con monstruos reconocidos. Que el Beto Alonso, que Labruna, que Sívori, que Kempes, que Di Stéfano. Pero el Muñeco era un crack. Un jugadorazo. Hace algunos años, de pura casualidad, me lo encontré en Uruguay. En esa época ya no dirigía a Nacional de Montevideo  y pocos se acordaban de él. Le pedí que me dejara fotografiar con él. Accedió. Poco tiempo después vino a entrenar a River. Comenzaba una carrera de conductor incomparable. Épica. Se transformaría en un emblema del club. Nos llenó de gloria, ganamos todo. Se convirtió en Napoleón. Y por si eso fuera poco, nos regaló esto. El triunfo más importante de la historia de River. La victoria indescontable. La supremacía eterna. La gloria. El orgullo sin principio ni fin de ser de River.

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